Ya no queda nada que pedirle,
ni sueños, ni deseos, ni palabras de amor.
Ya no tengo nada que pedirle a este mundo que me vio ser.
Y es que fui tantas cosas,
que si me mira,
me podría avergonzar.
Ya no tengo más reproches que darle al mundo.
Porque fui muchas, algo, pocas, tantas cosas,
que si me mira,
me podría avergonzar.
Ya no tengo nada más que decir,
me quede sin palabras atascadas en la garganta,
gritos y llantos.
Me quede con las ganas de patalear, pero ya no tengo que...
No me mires más. Me quede olvidada en algún jardín.
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