El sol se colaba por las hendijas de la persiana.
Un cálido rosa amanecer marcaba e desvelo.
Giraba por la cien un rostro fundido.
Aborreció cada pensamiento.
Se odiaba por adelantado a los hechos que cometería horas después.
Un plan perfectamente armado, durante meses, tendría el desenlace más esperado.
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