miércoles, 23 de abril de 2014
Cartas para no ser leídas 2
Ven, vení. Buscame.
No te das cuenta que cada vez que me alejo es por miedo.
No te das cuenta que siempre que vuelvo te amo tanto que me duele.
Vení. No me hagas caso. Ignora mis palabras.
Vení y buscame y llevame con vos.
Sacame el miedo. Agarrame fuerte la mano.
Decime por dónde. Obligame un poco.
No soy difícil ni tan compleja, un poco terca.
Entende que me cuesta hacerme responsable.
Entende que las responsabilidades para mi son obligaciones.
Las obligaciones me generar presión
y así el miedo me invade.
Pero también hacerte cargo de lo que decís.
Si es a por todo, que sea así y no de a poco.
Si pedís tiempo, dame tiempo.
Si pedís reconocimiento, presentame a mi también.
Si querés estar conmigo, preocupate.
Entonces... No va a pasar.
No vas a estar.
Y probablemente te sigas durmiendo a las diez de la noche y yo a las cinco o seis.
Y vas a salir de trabajar y te vas a ir a cursar.
Y la reunión de Radio. Y la entrevista. El programa hasta la medianoche.
Explicame, cómo es que yo por estar con vos, dejo de ir a cursar. No voy a la reunión de Radio.
Explicame, ¿cómo llegué a este lugar? ¿Y explicame cómo es que te alejas sin mirar atrás?
Entonces, yo te dejo, pero en realidad vos te fuiste mucho antes.
Vos ya no estabas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario