sábado, 31 de enero de 2015




Los sueños que una vez soñé, fueron cuentos que una vez alguien me contó.
Y las historias que me decías desaparecían de tu memoria.
El niño que fuiste está en mi. Los recuerdos que te pertenecen ahora son mios.
Y quién más va a saber de vos todo lo que yo sé.
La plaza y la pelota, el grupo de amigos, los celos, los cambios, el miedo, la angustia, la desesperación.
No pudiste cambiarme porque te esforzaste demasiado.
No pudiste cambiarme porque querías cambiarme.
Yo sigo siendo la persona que vos no conoces. Y dejo de lado todo eso que crees creer que soy.
En el odio y la culpa que me encarna soy lo más hermoso que me pasa.
Tengo miedo de perderte cuando el sol florece. Entiendo con la salida de la luna que te fuiste, que te eché, que te obligué a dejarme.
Yo te amé y vos solo querías cambiarme.
Pensaste que en mi podías amarte y terminaste suicidándote.
La sangre que no corre se convierte en llanto. Ahora el llanto se convierte en sangre que recorre cada costilla de mi cuerpo. Las marcas se mueven a lugares más ocultos. Vos ya no conoces mi tetas.
Somos un pasado que se repite y un futuro sin futuro, en otros sexos, en otras camas.
Ya no te veo llorar a la mañana, ni gritar el fin de semana.
Vos nunca me amaste. Sólo buscabas amarte.



viernes, 2 de enero de 2015



Te amo tanto que me duele el cuerpo.
Te amo tanto que me quiero morir.
Pensaba hace unas semanas tirada en el piso drogada.
me hice un bollo y me apoyé contra la pared. Lloré abrazada a mis rodillas.
Corrí desesperada a la habitación que no estaba como está ahora. Abrí el placard y busqué alguna prenda que quedara olvidada. 
Tiré todos los pijamas y recordé mi plan de que no quedara nada tuyo en mi casa. 
Todo lo que tenía era un calzoncillo rojo y gris que había usado como pantalón para no manchar las sábanas de sangre. 
Me proyecté a la noche de la mancha y lloré más fuerte. 
Sos la manche de sangre más triste que me tocó ocultar.