viernes, 2 de enero de 2015



Te amo tanto que me duele el cuerpo.
Te amo tanto que me quiero morir.
Pensaba hace unas semanas tirada en el piso drogada.
me hice un bollo y me apoyé contra la pared. Lloré abrazada a mis rodillas.
Corrí desesperada a la habitación que no estaba como está ahora. Abrí el placard y busqué alguna prenda que quedara olvidada. 
Tiré todos los pijamas y recordé mi plan de que no quedara nada tuyo en mi casa. 
Todo lo que tenía era un calzoncillo rojo y gris que había usado como pantalón para no manchar las sábanas de sangre. 
Me proyecté a la noche de la mancha y lloré más fuerte. 
Sos la manche de sangre más triste que me tocó ocultar.



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