Te amo tanto que me duele el cuerpo.
Te amo tanto que me quiero morir.
Pensaba hace unas semanas tirada en el piso drogada.
me hice un bollo y me apoyé contra la pared. Lloré abrazada a mis rodillas.
Corrí desesperada a la habitación que no estaba como está ahora. Abrí el placard y busqué alguna prenda que quedara olvidada.
Tiré todos los pijamas y recordé mi plan de que no quedara nada tuyo en mi casa.
Todo lo que tenía era un calzoncillo rojo y gris que había usado como pantalón para no manchar las sábanas de sangre.
Me proyecté a la noche de la mancha y lloré más fuerte.
Sos la manche de sangre más triste que me tocó ocultar.
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