En la noche
En la densidad del calor
El pegote de los cuerpos pesados
En la birra y la charla hasta la madrugada.
En la caminata de regreso a casa.
En la caricia continua de la cama.
Esa que va
perdiendo fuerza hasta dormirse.
En lo absurdo de tu desnudez.
En lo absurdo de tu nariz.
En lo absurdo de tu vellosidad.
Me contó, él,
que te vio en la esquina de casa.
Yo deduje rápidamente el porqué de tu presencia ahí,
Nada tenía que ver conmigo. Con nosotros. ¿Cuál nosotros?
En el olvido de tu ego.
En la presencia de tus demonios.
En tu irritabilidad.
En tu no entenderme.
En tu ser, que no quiere ser.
Antes te había pensado cruzando 9 y 53. “Hoy te necesito” decía la canción.
Y tus manos se marcaron en ardor por mi espalda.
En la desprotección.
En el olvido.
En algún beso.
En las ganas de ser con vos lo que no se ser. Quiero ser.
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