jueves, 14 de agosto de 2014

Lo que está mal




Conté los lunares de su brazo derecho. Dieciséis hasta lo que su remera me dejó ver. Quizás tiene más. En el hombro no conté, en su antebrazo no conté. Seguro tiene más.
Un mar de lunares rodean una cicatriz blanca como una isla. El vello no le cubre el codo. Tiene dos cicatrices más en su mano.
Ocho tengo yo en total. Desde el talón hasta la frente, suben y bajan.  Tres en la pierna derecha. Una en la panza más el ombligo. Una en cada mano. Dos en la cara casi imperceptibles.
Cuarenta y un líneas blancas de distintos grosores en el antebrazo izquierdo. Algunas más perdidas en la espalda, creo que tres. Una a cada lado de la cadera. Y un triángulo negro en las costillas izquierda.
Él tiene cuatro triángulos en su cabeza.
Somos un cuadrado. Él no lo sabe bien, yo muy bien tampoco.



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