El sol de verano no es el mismo que el de invierno.
El sol
de las 14 no es el mismo que el de las 18.
El agua en tu boca que estaba en el vaso no es la misma agua
que ahora yo tomo.
Los lunares de ayer no son los mismos que los de hoy.
La primera fotografía ya pasó. Y ahora ya no sé.
El tiempo corre, yo lo sigo atrás. Y aunque me estire, me
agite y aunque intente de verdad nunca llego a él.
Y ¿viste cuando la metáfora te queda tan literal?
No logro llegar a ningún lado. Estoy tan geométrica como
siempre.
Qué son estás lágrimas en un rio que no es el mío.
Que nadie las veas.
Cómo explicar lo qué no sé.
Quiero llorar todo el día y esconderme bajo mil sábanas.
De repente estás sonriendo y tu vida está llena de risas.
Los
muros crecieron y no mi di cuenta.
Cómo es
que de repente todo está amurado y yo tan encerrada.
No puedo ver.
No sé que
más hay.
Quiero irme con la corriente tan lejos.
Quiero irme.
Irse no es malo, dijo él.
Y si los finales son inconclusos tiene más dulzura.
¿Qué pasa con vos?
¿Qué pasa conmigo?
Creo que ya no existo. Y soy otra. Un día desaparecí y nadie
dijo nada. Todos callaron y yo ya no estoy. Entonces esto que soy es nada para
todos.
Hablo todo el tiempo de lo que creo, de lo que siento, de lo
que pienso. Hablo del amor, hablo de las relaciones. Me incomodo. Y de repente
estoy de vuelta en un lugar común. Soy la angustia que te paraliza. Soy la
angustia que no te deja salir. Soy la angustia que te derrite los ojos. Que te
come la panza. Que te agita el corazón. Soy tanta mierda metida.
La ola es cada vez
más grande y yo no me siento en la punta. Giro hasta ahogarme dentro de ella.
No muero, porque no puedo. Agonizo.
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