Escribí poesías de amor y desamor, de la soledad, de Manuela. Contame todas las historias de la cama, en páginas. Contame tus historias que no me puedo dormir. Contame de la escuela que tiene la placa con el nombre de tu mamá. Contame de tu abuela o contame de cuando jugabas al futbol, tu herrmano y la canchita. La Ñata, el carnicero. Y contame que dice Olga. Hablame de tu hermano. Perdonálos a todos y explicámelo. Pero por favor, no me cuentes más lo culpable que soy de tu indiferencia. No quise ser quien fui, pero no podía cambiar. Siendo justos, tampoco puedo ahora. Mi vida es tan mía que no quiere ser de nadie más. A veces tuya, pero a veces no es suficiente para vos. No es que no te ame, es que no te amo como vos queres. No te amo todos los días. Ni te amo en todas tus formas. No amo para nada tu inseguridad. Ni amo tus ganas de hablar. No amo tus ojos tristes. No amo el pelo que te sale de la remera. No amo tu conocimiento literario argentino, perdón no lo amo. No amo como tratas a tu cuerpo. No amo tus comidas.
Pero si amo tus manos. Las amo tanto como todo lo que no amo de vos, odio. Amo tanto tus manos que me olvido de todo lo que no amo de vos. Ya casi no recuerdo porque estaba tan molesta y solo puedo pensar en tus manos. Mi cuerpo entra en tus dos manos. Si me agarras creo poder ser toda tuya. Una caricia de tus manos en más que suficiente, a veces. Amo tus manos por mi espalda. Amo tus manos por mi cabeza.
No queres saber y en verdad nunca quisiste. Me sé todas tu historias, con año y direcciones.
Quiero saber todo lo que pasa por tu mente. Quiero saber que decirte.
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