No fue la
última vez que nos vimos, sino la anterior. Volvíamos caminando entre la niebla
de la búsqueda gulera al kiosco. Un alfajor en cada mano.
Vos dijiste
algo como, "estoy feliz, mi vida es como más o menos quiero que sea".
Te pregunte cómo era tu vida, entonces me relataste paso por paso lo que hacías
cada día, desde que te despertabas hasta que te Dormías.
A lo que yo
te respondí, "No entiendo cómo alguien puede saber cómo quiere que sea su vida". Me miraste y me dijiste, "No entiendo cómo alguien no
puede saber cómo quiere que sea su vida".
No hay comentarios:
Publicar un comentario