sábado, 21 de junio de 2014
Me hizo muchisimo ruido decirle a alguien te quiero mucho. Fue desconocido para mi boca. La lengua y el aire no circulaban. Cómo alguien se olvida cómo se dice te quiero mucho. Me detengo, pienso a quién le dije por última vez te quiero mucho. Pienso, pero pienso en lo que debería pensar.
Imagino mi cerebro por dentro, luces que vuelan generando circuitos, entran y sales. Brillan como el neón. ¿Por qué hay tanto humo en mi cabeza? Parece neblina, o niebla. No sé. Nunca supe y no me importa saber.
Se mezclan las palabras y es la niebla que empieza a tapar la visibilidad de las letras. Se me vienen caras a la mente. Solo son sus fotos, la información anexa está en sus miradas. Me los imagino tristes.
La neblina se va. Siento un temblor, las manos frías, los ojos pesados. Levanto la vista, observo las últimas palabras escritas. Nada me gusta y eso está bien.
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