martes, 29 de julio de 2014



Perdón si te decepciono al andar.
Perdón si me escabullo entre hojas y sombras, entre el sol y las nubes.
Perdón si quiero volar.

La angustia es tierra.
El amor es aire.
Y vos sos todo.

Me recojo el pelo con ambas manos.
Miro el cielo y nada brilla. No tengo a dónde ir.
Quisiera descalzarme y sentir la tierra en mis pies.
Quiero respirar hondo y no ahogarme.
Quiero llorar abrazada a vos.

No hay lugar para mil angustias en el parque. Ni aire para tanto amor. 



sábado, 26 de julio de 2014




Me gusta jugar con fuego y quemarlo todo. Me gusta el olor a quemado, el humo, el sabor. Me gusta quemar papeles y hierbas. Me gusta mucho fumar. Me aleja del dolor y me sumerge más. Estoy tan metida en mi angustia que ya no me duele acá. Ahora me siento segura. Mis muros están escritos con uñas. Frases de una infinita soledad agrietan las paredes. No hay colores. Y sólo entra un halo de luz por la cabeza. No siento frío. No puedo sentir. Acá no se siente nada. Por eso estamos a salvo. A veces quiero irme y gritar fuerte y decirle a todos la verdad. Me imagino caminando entre ellos. Tiene las bocas tapadas, porque así es más fácil. Los miro a los ojos pero ellos no me ven. Y les digo las palabras más dolorosas que se le puede decir a quienes querés. Los destruyo y les escupo verdades subjetivas. No me queda nada. A todos los odio. Me voy y dejo de existir. 



jueves, 24 de julio de 2014

¿Por qué tan triste?



Sólo desperté así.
Mi cabeza reproducía imágenes pasadas en donde sonreía con “un él”.
Y es que estos días no pude dejar de sonreír.
Y entonces le pedí verme. Estaba en la cima. Y todo fue bien.
Pero entonces se fue. Y no quedó nada.
Y lo que parecía tan real desapareció al instante.
Y ahora no sé qué es real y qué es una ilusión.

Y me entristece terriblemente pensar que ese “un él” es, una ilusión. 


martes, 22 de julio de 2014



Desperté no era mi casa.
Desperté entre tus sábanas.
Me gusta tu remera de Sonic Youth.
Y pedirte agua a las tres de la mañana.
Y cuando te vas me das un beso y me mirás dormir.
Me gusta tu casa.
Me gusta tu casa.
Despierto entre el aire más puro y azul de tu casa.
Me despierta la luz que entra por tu ventana.
Y el ladrido de los perros del vecino, que me conoce y me sonríe.
Volvés y yo sigo en tu casa.
Y eso no te molesta.

Y te metes en la cama.





Los truenos que aquietan las voces de la ciudad.
Retumba el piso, se mueven los cimientos.
Y de golpe una luz que cubre a todos y a mi.
No estamos solos.
No estamos  solos.
No estamos solos.
No estamos solos.

Está todo pintado con acuarelas y la lluvia va a lavar la ciudad.
Desaparecen arboles. Y los chicos también lloran.
Se inunda la ciudad y se mezclan los colores.
Un charco arcoíris que brilla por el rayo de un sol lejano.
Es de noche y no hay luna.
No estamos solos.
No estamos solos.
No estamos solos.

No estamos solos.



lunes, 14 de julio de 2014



La neblina entró por la venta,  tapó el comedor.
El espejo que está enfrentándome agiganta el comedor nublado.
Hay neblina en el sillón. Hay neblina en las patas de la mesa. En el respaldo de la silla.

Me asusto y tiemblo. Me siento sola, retumbo contra el silencio. Soy un eco claro que vuelve a mí. 



jueves, 10 de julio de 2014




Y aunque nunca me besaste el ombligo, yo recuedo tu boca por mi ombligo.
Y aunque nunca me besaste los brazos. Yo recuerdo cuando me besabas los brazos.

Y tu boca pasó por mis pezones y ahí se quedó.
Y tu boca subió por mis piernas y yo, todavía lo recuerdo.

Le robe esa sensación a mis labios y se la regale al resto de mi cuerpo.



martes, 8 de julio de 2014



Miro nuestro pájaro, que es una horquilla pegada en la pared.
Pienso en sus alas.
Me siento culpable de lo tan occidental que soy.
Necesito saberlo todo.
Quiero lo que no tengo. Quiero saber lo que no sé. Para después sufrir por todo lo que sé.
Soy adicta al dolor. Soy adicta a estar mal.
Siento falso cuando me levanto y todo está bien.
Necesito darle una causa a mi estado de bien estar.
Me siento tranquila en el dolor.

Me aterroriza morir. 


lunes, 7 de julio de 2014

Seis medialunas y un chocolate



El chocolate llegó entre tus timbrazos. Las medialunas llegaron en tus manos.
Mientras vos no estabas me comí parte del chocolate. Después llegaste envuelto en tristeza.
El tiempo cura todas las heridas, dicen. El tiempo sanó el dolor y provocó otras heridas.

Suenan cuerdas y vientos de fondo. Las cuerdas se corrieron un poco y toda la melodía quedó cruzada. Me empiezo a asustar.

Me enredé entre frazadas y las ganas de tenerte cerca, entre la vergüenza y el miedo. Necesito que tu boca siga las líneas de mi cuerpo.

No quiero odiarte y sé que el amor es odio. Pero esto así es perfecto, es eterno. Me gustas tanto que quiero, siempre y para siempre, idealizarte.

Lloro porque me confunde el amor. Me dice que si te quiero tengo que verte. Pero sé que el amor no existe. Entonces me confunde la nada. La nada me dice que verte es tenerte así. Y así es sólo, a veces.


Te fuiste lleno de besos. Y entre el humo del porro y la malta caliente me como las seis medialunas que dejaste y me termino el chocolate que llegó entre tus timbrazos.