Si me encontras perdida, abrazame fuerte. Probablemente este asustada.
lunes, 30 de julio de 2012
miércoles, 25 de julio de 2012
Los ojos arden
Se tentó. Revisó su blog y encontró lo que no tenía que ver. Eso que hubiese cambiado todo de haber sido leído a tiempo.
En un ataque llora desconsolada. El sol le pega en la cara. El sol le pega fuerte en la cara y ella llora. Hay olor a mar. Llora viendo la inmensidad. Llora al ver que el mar termina en una linea imaginaria. Llora porque todo es nada.
¿Por qué el mar es salado? Se pregunta ¿Serán las lagrimas de los muertos arrojados al mar? Porque los muertos también lloran, piensa.
En el mar quedo su amigo. Se volvió arena, agua, y sal. se volvió eterno y vida.
En el mar lloró por él. Respiró profundo y lo dejo en el mar.
Sintió el sol en la cara y las lagrimas calientes por la piel. Sintió amor.
lunes, 23 de julio de 2012
Regalame el SOL
Tráeme el sol a mis manos.
Vos, que sólo vos podes dármelo
porque nadie más en el mundo entiende la necesidad de tenerlo cerca
Tráemelo, dámelo, lo necesito.
Tráemelo, vos, que solo vos sabe donde está.
Búscame, encontrame, sabes en donde estoy.
Encontrame, búscame, tráeme el sol.
Nadie más que vos sabe por qué lo quiero tanto.
Tráeme el sol y reflejame con él.
Tráeme el sol y bailemos juntos debajo.
Que nos alumbre.
Que no llene.
Que nos acaricie suavemente.
Tráeme el sol.
solo vos.
Regalame el sol
Entre dos espacios brilla Físico y tocable,
verde y mar;
Aire y nada, la nada, más nada.
Me quema, lo quiero.
Me lleva, lo entiendo.
Caliente entra a mi vida
Enciende mi vida
Y se mueve sobre mi.
Y se mueve junto a mi.
Damelo y te doy la luna.
Yo tengo la luna para ti.
Dame el sol que es para mi.
La semana - Quinta parte - El viaje
Se levantó frustrada, y cansada. Se levantó pensando en él. Pensando en todo lo que tendría que hacer en el día. peleándose con la vida. Pensó con ansias todo lo que dejaría en el mar. Juntó recuerdos y los metió en una caja que forró con cuidado y prolijidad. Con papeles de colores predominando el verde y el azul. Con frases de canciones escritas. Con fragmentos de cuentos que ambos habían escrito. Con Sueños. Con parte de su vida.
Preparó su mochila Wilson favorita. La cámara semi reflex. Puso el auto en marcha y arrancó para el primer destino. Llevó un cd con canciones que solía escuchar cunado estaba con él. No por melancólica, ella quería educarlo musicalmente, el cd le hacía recordar por qué debía dejarlo en el mar. Lo puso para escuchar en la ruta. La caja decorada de manera peculiar estaba en el asiento del acompañante. La ventanilla estaba un centímetro abierta para no sentirse encerrada, así podría sentir el aire frío sureño en la cara mezclado con el aire de la calefacción del auto.
Viajó asustada por la ruta. Era su primer viaje sola. Se mantenía concentrada en los autos y la ruta. La música sonaba muy despacito porque sino no podía escuchar el motor. Miraba por todos los espejos casi paranoica. La caja estaba a su lado acompañandola. Cada tanto la miraba y se relajaba.
A la mitad del camino había una caminera, bajó la velocidad y pasó despacito y fingiendo calma. Al finalizar la pasada por el camino de conos naranjas estaba una chica joven pero con la piel cansada y quemada, casi anaranjada como los conos policiales, haciendo dedo. Ella no era de levantar gente de las rutas pero sin pensarlo frenó y la levanto. Se sintió cautivada por la sutileza de la joven. Parecía sacada de una novela de Murakami. Al verla pensó en su novela favorita. Pero la única condición que puso fue que se tendría que sentar atrás. El asiento del acompañante ya estaba ocupado. La joven de cara anaranjada accedió.
Domingo, 22 de julio de 2012
22:03
sábado, 21 de julio de 2012
Ansiedad
Lo buscaba y me decía que estaba feliz. Que estaba con alguien que había sido un verdadero apoyo para él. Que se iba a casar con ella.
Me desperté sintiéndome abandonada. Por él, por la vida. Quise llamarlo. Pero de a poco la ansiedad empezó a bajar y deduje que esa sensación venía por el cambio de actitud que él había tomado en mi sueño. Y porque desde que lo deje no sé había comunicado conmigo.
Sigo firme, no lo llamé, ni lo llamaré. Ese sueño fue un reflejo de cosas que él me decía y tanto mal me hacían. No era algo que deseaba, sólo fue un recuerdo confuso.
Si la ansiedad vuelve, sólo hay que sentarse a escribir.
Una semana - Cuarta parte - Ella y el sexo
Se aproximaba el momento de revelación. Planeó cautelosamente un viaje al mar. Recorrería la playa que quedaba a 30 kilómetros el sábado y pasearía por el puerto que quedaba a unos 200 kilómetro el domingo. Pasaría la tarde, comería, tomaría mate con su madre y amigos. Buscaría dejar en el mar las malas energía y liberarse como quién arroja las cenizas de un amigo, de un familiar y le dice adiós. Sacaría fotos y respiraría con profundidad. Pensar en él todavía le provocaba asfixia momentánea. Pensaría en él y lo dejaría en el mar.
Dejarlo en el mar, era dejarlo para siempre. Dejar sus sentimientos. Dejar de extrañarlo y dejar de quedarse sin aire cada vez que pensaba en él. Dejarlo irse de su alma. Dejar de pensar en él y querer hacerle el amor. Las ideas de él acariciando su sexo antes de hacerle el amor aparecían en cualquier momento del día y la noche. Las imágenes de ellos besándose en la cama no la dejaban de perseguir. Recordaba con detalle cada vez que se habían acostado. Lo necesitaba de vuelta dentro de ella. Necesitaba dejarlo en el mar.
Decidió dejar de escribir su cuento hasta volver de la playa. Creía que así volvería limpia para poder terminarlo. No sé equivocaba así sería. Apago el computador y se fue a acostar excitada por los pensamientos que la invadían de él. Recuerdos que había escrito en su cuento como ella lo recordaba detalle por detalle.
En vuelta en sudor y enredada en las sabanas a causa de las vueltas que daba intentando dejar de pensar y recordando cada vez que él la tocó. Quería acariciarse. Se quería acariciar y pensar en él, hacer como lo hacía él. Pero le daba terror hacerlo. No se animaba a masturbarse con su imagen porque temía volver a enamorarse, de confundirse. De dejar atrás el rompimiento y llamarlo. No sabía si él la aceptaría de vuelta. Pero en realidad no lo pensaba. Sólo pensaba en su miembro y en la forma en que la tocaba.
Se escuchaba respirar y se excitaba. La suavidad de las sabanas la excitaba. cada vez que pasaba la mano por su pierna o se acomodaba el pelo se excitaba. No podía parar de pensar en él. Lo recordaba y lo amaba. Recordaba amarlo y se quedaba sin aire. Volvía a sentir como el pecho se presionaba, su garganta se cerraba y un hilo de aire luchaba con fuerza para poder llenar sus pulmones.
Se quedo dormida bajo el éxtasis de la locura que sentía por él. Por haberlo dejado y no verlo. Por haberlo dejado por completo y no tenerlo. Esa noche como las anteriores tuvo un sueño erótico. Pero en ellos tenía sexo con seres que no tenían cara.
Sábado, 21 de julio de 2012.
03:20
Una semana - Tercera parte - La razón de la huida
¿Qué vamos a hacer?, le pregunto una actriz secundaria al protagonista de la novela de las 11. El televisor seguía prendido para nadie. Las luces se distorsionaban, hacían sus propias figuras, dibujan sus propias imágenes. Cuando alguien lo pispeaba o miraba de reojo la imagen se arreglaba y emitía las verdaderas.
Ella sabía de las energías que trasmitía el reflejo del televisor. Era una de las tantas cosas que le molestaban de su casa que hacía tiempo había dejado de ser su casa. Lo sobrecargada que estaba, llena de aparatos que nadie usaba. Las flores secas que adornaban cada una de las habitaciones.Pero lo que más le molestaba era su cuarto, reacomodado por su madre. La cama estaba en el medio de la pieza, cuando a ella le daba terror esa posición. Al frente se encontraba un espejo que la reflejaba todo el tiempo.
Volver siempre era difícil, por una cosa u otra. Siempre se sentía incomoda por algo. Esta vez ella se había escapado de su nueva ciudad. Había huido del cansancio, de la rutina, de las peleas. Estaba agotada de discutir. De hablar por teléfono. De seguir intentando sostener una relación que ya no quería seguir.
Lo que ella no sabía era que en su vida iban a pasar cosas en este viaje que le harían cambiar toda su forma de pensar, de vivir, de respirar. Pero para que eso llegue a los ojos de ella faltaba tiempo. La vida era más que mirar el mar. Y gracias a ese viaje de regreso a su hogar, por fin lo entendería.
Seguía luchando para no llamar a esa persona. Todas las noches antes de dormir pensaba en él. En sus besos, en la forma en la que le hacía el amor. Pensaba en masturbarse pensando en él. Pero no podía. Se frenaba cuando tocaba su sexo. Intento tenes relaciones con otras personas, pero la cara y los recuerdos de él aparecían de golpe y no podía avanzar.
Lo necesitaba pero no podía retroceder. Al terminar la semana, lo habría olvidado.
Viernes, 20 de julio de 2012.
23:58
jueves, 19 de julio de 2012
Una semana - Segunda parte - Las molestias cotidianas
Entonces recordó de a poco esos últimos ocho meses. Los primeros vestigios del enamoramiento. La sensación de abandono que le producía el hecho de no tener noticias de quien hoy le generaba una carga. El sexo apasionado que embriagaba el alma, liberándola de las opresiones y dejaba salir espontáneamente los mejores secretos. Las más vergonzosas confesiones. Las más dulces palabras de amor.
Todo eso quedó en el pasado, era parte de una historia que estaba terminando. Cada vez que estos recuerdos invadían su mente, debía invocar las últimas semanas. Ella no era feliz. Sólo debía recordarlo para mantener la calma y no correr desesperadamente a sus brazos.
Sabía lo que iba a pasar si eso llegaba a suceder. Lo llamaría y le diría que cometió un error. Que en el momento se sintió ofuscada. Estaba con demasiadas responsabilidades. Que se había sobrecargado. Todas esas sensaciones la habían confundido pero le diría que lo quería y que lo extrañaba y necesitaba.
Claro que lo extrañaba y necesitaba pero no de la forma que él quería y debía ser querido. Ella, añoraba pasar las horas con él y reír juntos. Pero Cuando tuvo que ponerle nombre a la relación, se empezó a sentir encerrada como si lo único que tenía para ella se empezara a ensuciar con el afuera. Cada vez que alguien le hacia referencia a esa relación su pecho se ponía duro, sus garganta se cerraba trabando el aire que debía pasar por allí. Sus ojos se abrían por la presión que le ejercía respirar.
Detuvo la escritura, su madre le hablaba y no la dejaba escribir. Un perro ladraba hace horas. El colectivo pasaba por su calle y hacía temblar la casa, las paredes, el piso. El ruido del fluorescente, la heladera, y el noticiero de las siete. Los murmullos de un suicidio. El olor a suavizante que penetraba por su nariz le daba picazón.
Jueves, 19 de julio de 2012.
19:13
Una semana - Primera parte - Las primeras 20 lineas
Quería concentrarse pero el hecho de estar de visita en su lugar de casi origen le provocaba un malestar que no podía describir con palabras. El televisor estaba prendido pero nadie lo veía. Estaba encendido para un público ausente. La luz del fluorescente del comedor emitía un sonido agudo que no paraba de sonar y se mezclaba con el ruido de la heladera y el televisor.
Ella quería escribir un relato, un cuento, acerca de si misma. Quería contar en tercera persona como se sentía en sus vacaciones invernales. Tenía jugo para sacar de su vida. Quería explotar al máximo cada suceso que transitaba.
En su ciudad tendría que enfrentar regresar a su casa, su vieja habitación. Horarios puesto por su madre. A su madre. Los amigos que nunca quería volver a ver ya que la mayoría habían hecho familia. La resiente muerte de un amigo. El hecho de no estar en su casa con sus cosas. Adaptarse una nueva/vieja ciudad. La ruptura con un ser querido. Morirse de ganas de llamarlo pero aceptar el hecho de que así era mejor. Y por sobre todo, bancarse la mala conexión de Internet.
Contó las lineas escritas, le faltaban sólo cuatro para terminar su primer día. Pensó en silencio y con la mirada puesta en la pantalla cómo seguiría la historia. Pensó y escribió. Se detuvo de repente, miró el celular, quiso llamar a esa persona pero se frenó por milésima vez en el día. Recordó las razones por las que no quería seguir en esa relación conflictiva. Recordó con esfuerzo lo agobiada que se sentía. Pensó en él y se quedó sin aire.
Jueves, 19 de julio de 2012.
03:58
miércoles, 18 de julio de 2012
Delete
Son como síntomas. Aparecen uno después del otro. Si sabes el orden de estos, entonces podes controlarlos. Sino sos un caso perdido. Y corres el riesgo de caer ante esta terrible enfermedad.
La enfermedad: desintoxicarse del amor. Del desamor. Volver a la realidad.
Antes de caer en volver a llamarlo, borre todo del celular, sus mensajes, su número, el registro de llamadas. Pero no hay que ser ingenuos, es obvio que cada dígito está marcado en una parte del cerebro.
Antes de que se te ocurra llamarlo, respirá hondo. Y si eso no funciona, antes de poner su número marca #31#, así si te arrepentís y cortas, jamás sabrá que fuiste vos.
En el momento en el que tomaste la decisión de acabar una relación, seguro tuviste mil razones. Pero en estos días, los primeros, vas a encontrar otras mil que te dicen que vuelvas a intentarlo. Entonces, volvé a respirar hondo y date cuenta que esos pensamientos, son viejas imágenes de cuando estaban en el mejor momento, seguro ante de los seis meses. Cuando hasta el sexo era increíble. La solución es cambiar esos pensamientos, por los últimos momentos vividos.
No lo llames. No lo llames. No lo llames. No lo llames. No lo llames. No lo llames. No lo llames.
No lo llames. Es la primera etapa la más difícil. Después es más fácil olvidarlo.
Borralo de tu vida. Borralo de todos lados.
Antes de llamarlo, pensá. ¿Para qué? ¿Qué le voy a decir? ¿Qué lo amo? ¿Qué lo extraño? ¿Qué?
martes, 17 de julio de 2012
Mal de amores. Mal de muchos
Un día corriente en el médico.
- ¿Y qué te pasa?
- Nauseas, vómitos, llanto atragantado.
- Mal de amores.
Un día corriente en lo de una amiga.
- ¿Y qué te pasa?
- Nauseas, vómitos, llanto atragantado.
- Mal de amores.
Un día corriente en la psicóloga.
- ¿Y qué te pasa?
- Nauseas, vómitos, llanto atragantado.
- Mal de amores.
Se levanta. Mira a su alrededor con la mirada pensativa, como si buscara algo. Pero no busca nada.
Recuerda que tiene que irse velozmente. Junta sus cosas sin decir nada. Y se va por la puerta de entrada.
miércoles, 4 de julio de 2012
Estoy lista para que hablemos de la muerte
Me siento lista. Me siento preparada.
Recuerdo aquel día de invierno, en el que caminábamos por el boulevard de 53, faltaban pocas calles para llegar a la plaza.
-No! Miento.
-¿Mentís Luciana?
-Quise decir... Es una expresión.
-¿Mentís?
- Sí miento.
Me miró con su cara borrosa y sus ojos entre dormidos, se esfumaba de a poco y yo volvía a la realidad.
En realidad la caminata era al revés, volvíamos caminando por 51 en dirección hacia plaza Moreno. Hablábamos con entusiasmo, como solíamos hacerlo en aquel momento, nada podía pararnos. Yo te contaba de mi miedo a la muerte. Vos me preguntabas respecto a él. Cada paso se hacia más tenebroso. Cada pisada era más caliente y densa como si de repente nos sumergiéramos en arenas movedizas y nuestros pies pesarán, como si de repente no pudiéramos avanzar.
-¿Avanzar hacia la muerte? A eso te referís. ¿Avanzabas hacia la muerte cuando hablabas de ella?
Me quede muda. Mire para otro lado y su cara volvió a desaparecer. Quedó resonando su voz.
Me preguntaste por la reencarnación. Pensaste que si me aferraba a ella podría superar mi miedo a la muerte. Pero Te explique con vergüenza que me daba más miedo pensar en la reencarnación porque cuando una volvería a nacer sería otra persona con otras convicciones, otra forma de ser, de pensar, de ver y sentir la vida. Te explique que me daba miedo porque podría tocarme un ser que odio. Entonces vos, más sabio que yo me refutaste con que una cuando vuelve a nacer va evolucionando. Avanzamos, nos volvemos más sabios. Nuestra alma es más iluminada, más pura, más limpia. Reencarnamos para evolucionar. En ese momento sentí, a pesar del frío invernal, una sensación cálida subir por mi cuerpo. Sentí paz. Ese día deje de temerle a la muerte.
martes, 3 de julio de 2012
La vida 2.0
- Y vos? sos abierta? Insistente tal vez.
- Mas o menos... Soy bastante abierta pero cuando voy forjando relaciones mas serias empiezo a cerrarme.
Soy insistente pero logro que la gente me cuente lo que quiero saber...
- Seria más lógico abrirse con los que tenes más confianza, por qué te empezas a cerrar? Te pasa con todos?
Cuando uno empieza a conocer a otro es más facil contarle cosas
Podes hacer más el cuentito a tu modo.
Pero cuando el tiempo pasa ese otro empieza a conocerte y a entender más el cuento, es como el desarrollo... Ya sabes como puede reaccionar un personaje ya lo conoces. Bueno... Cuando yo siento que el otro me conoce... Me empiezo a cerrar porque ese otro me puede empezar a cuestionar.
Y eso me genera presión.
domingo, 1 de julio de 2012
Me falta el aire en la ciudad
Me falta el aire en la ciudad, cuando camino sin destino por las calles grises, de piedra, de tierra, de barro, tal vez, de todo, de nada, de miedo, de ahora, de ya, de siempre presente. Gritó.
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