Quería concentrarse pero el hecho de estar de visita en su lugar de casi origen le provocaba un malestar que no podía describir con palabras. El televisor estaba prendido pero nadie lo veía. Estaba encendido para un público ausente. La luz del fluorescente del comedor emitía un sonido agudo que no paraba de sonar y se mezclaba con el ruido de la heladera y el televisor.
Ella quería escribir un relato, un cuento, acerca de si misma. Quería contar en tercera persona como se sentía en sus vacaciones invernales. Tenía jugo para sacar de su vida. Quería explotar al máximo cada suceso que transitaba.
En su ciudad tendría que enfrentar regresar a su casa, su vieja habitación. Horarios puesto por su madre. A su madre. Los amigos que nunca quería volver a ver ya que la mayoría habían hecho familia. La resiente muerte de un amigo. El hecho de no estar en su casa con sus cosas. Adaptarse una nueva/vieja ciudad. La ruptura con un ser querido. Morirse de ganas de llamarlo pero aceptar el hecho de que así era mejor. Y por sobre todo, bancarse la mala conexión de Internet.
Contó las lineas escritas, le faltaban sólo cuatro para terminar su primer día. Pensó en silencio y con la mirada puesta en la pantalla cómo seguiría la historia. Pensó y escribió. Se detuvo de repente, miró el celular, quiso llamar a esa persona pero se frenó por milésima vez en el día. Recordó las razones por las que no quería seguir en esa relación conflictiva. Recordó con esfuerzo lo agobiada que se sentía. Pensó en él y se quedó sin aire.
Jueves, 19 de julio de 2012.
03:58
No hay comentarios:
Publicar un comentario